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Mostrando entradas de 2013

Carta IX

Hoy te extraño, como nunca, como las primeras veces no se porque hoy te extraño tanto Acaso importa el porque?? ... Hoy te extraño, y más de la cuenta brotan lágrimas cual manantial de agua clara incontenibles como caricias guardadas como locura que no tiene consuelo me duele la ausencia, el silencio me duele la vida sin sentido me duele la piedra que se poso en mi pecho Hoy te extraño más que nunca, no se porqué pero, acaso importa? solo sé, que hoy me duele el alma.

Carta VIII

Al cielo elevo las plegarias, inútiles, inhertes ruegos que no pueden competir cuando juega la muerte. Saludar cada día al sol , duele más todavía, pues me recuerda tu sonrisa, tu voz y el calor de tus palabras, afable nido de caricias que con los labios construías. Ya no hay tiempo que se precie de austero, sino seco y estático esta tu cielo, esperando, aguardando y yo aquí sin saber cuando levantarme de la vera del camino o dar paso al destino. Cuando menos me diste, me diste tanto, que no hay reflejo en el espejo de aquella que fuí ante tu mirada. Impronta esta la muerte, esperando certera, guiña un ojo y me apabulla, a sapiencia precisa sabe que te extraño y que con ella iría por tan solo volver a verte.

CARTA VII

Buenos Aires, febrero de 2013 A mi amante favorito : Ya no quedan rastros de mi, ni de ti, ni de nosotros, somos almas que un día se miraron y siguieron de largo, como cuando se agolpa la gente en los autobuses camino a sus trabajos, cada día, de cada semana, de cada mes, de cada año, de cada vida. Ya ni siquiera quedan palabras por decirte, y es que cuando miro tus ojos, veo el vacío que en ellos ha formado el tiempo, la distancia, y la desidia. Ya ni siquiera quedan miradas que quiera atesorar, si cuando te miro lo hago por primera vez como a un desconocido.   Ya ni siquiera hay perfume que haga que sueñe con volverte a ver, si cuando estas a mi lado siento la oquedad que perfora el aire y respiro profundo en busca de un último aroma que me recuerde a ti y no lo encuentro. No percibo más que aire de febrero, y el suave olor a tierra mojada por la lluvia que ha pasado cerca y ha borrado tus huellas. Ya ni siquiera late el corazón como cien caballos salvajes en med