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  La tristeza es como estar adormecido, en un ensueño. Esa sensación de inseguridad y desconcierto de no saber si es verdad o sólo sueño del que queremos despertar. Es ese picor en la garganta que no deja salir las palabras. El peso de los párpados hinchados como globos pálidos y satinados a los que no les entra más aire. Es el ardor de los ojos que no dejan de fabricar agüita salada que quiere ayudar y no puede contener las gotas incontables de dolor que se escapan. Esa mirada achinada que casi nadie conoce y que nadie quiere conocer. Es esa sensación, ese palpitar que indica estar próximos a explotar porque el corazón quiere huir del pecho para no estar apretujado, para poder respirar. Y duelen los párpados, la garganta, duele la inseguridad, el desconcierto, duele el corazón, y nos desbordamos cual agua de glaciar en primavera. Manantiales salados por los abrazos no dados, palabras no dichas, visitas no hechas. Piedras y espinas que pujan incontenibles y se quiebran como

Carta XI

Miles de ideas y frases elocuentes, surcan el océano de mi mente. Más ni bien la hoja en blanco se encuentra frente a mí, se sumergen en una oscuridad indescifrable. Tan solo una perdura, tan solo una todos los días vuelve a mi, así como cada día veo el sol aparecer en el horizonte, así como cada día me entibia el rostro. Vuelve y vuelve en una sucesión de imágenes y palabras pero solo queda un Te extraño, pues no se decirlo de otro modo. Te extraño, consciente o inconsciente, cuando te pienso, cuando manejo, en la ruta, en las tardes, cuando el sol se despide dando cada día un espectáculo distinto, cuando llueve, cuando amaina, cuando llega el viento y me sacude, cuando la brisa me acaricia suavecita. Y soporto la sed, sed de palabras y risas, sed de juegos y charlas, de cartas y promesas, sed de verte, escucharte; sed de ese sentir infinito que nos unió. Te extraño y te veo,   creo que te veo, yo se que te veo, en los remolinos de tierra, en los rayos de sol, en

Carta X

Amigo mío Cuéntame como es el cielo, que desde aquí se siente tan lejano. Cuéntame, como es fabricar amaneceres, como se arrulla al sol, como se decora el cielo con las miles de estrellas que me alumbran. Cuéntame, como es que despiertas a las aves cada día para que canten en mi ventana y dime por favor como es que la luna se viste tan linda cada noche. Cuéntame por favor, que se siente ser parte del cielo del amanecer. Te extraño, aunque se que estas aquí cada día, que el sol de cada mañana es el brillo de tus cabellos jugueteando con el viento. Te extraño, y al mirar al cielo, se que tus ojos han dado un azul mas profundo a la bóveda que sobre mi se yergue cada día. Te extraño, y se que tu alma me ilumina a través de la luna cada noche. Te extraño cada día que pasa, te extraño y espero que la paz que no existe en esta tierra la hayas encontrado allá arriba. In memoriam; Ariel Omar Sirñucke

Carta IX

Hoy te extraño, como nunca, como las primeras veces no se porque hoy te extraño tanto Acaso importa el porque?? ... Hoy te extraño, y más de la cuenta brotan lágrimas cual manantial de agua clara incontenibles como caricias guardadas como locura que no tiene consuelo me duele la ausencia, el silencio me duele la vida sin sentido me duele la piedra que se poso en mi pecho Hoy te extraño más que nunca, no se porqué pero, acaso importa? solo sé, que hoy me duele el alma.

Carta VIII

Al cielo elevo las plegarias, inútiles, inhertes ruegos que no pueden competir cuando juega la muerte. Saludar cada día al sol , duele más todavía, pues me recuerda tu sonrisa, tu voz y el calor de tus palabras, afable nido de caricias que con los labios construías. Ya no hay tiempo que se precie de austero, sino seco y estático esta tu cielo, esperando, aguardando y yo aquí sin saber cuando levantarme de la vera del camino o dar paso al destino. Cuando menos me diste, me diste tanto, que no hay reflejo en el espejo de aquella que fuí ante tu mirada. Impronta esta la muerte, esperando certera, guiña un ojo y me apabulla, a sapiencia precisa sabe que te extraño y que con ella iría por tan solo volver a verte.

CARTA VII

Buenos Aires, febrero de 2013 A mi amante favorito : Ya no quedan rastros de mi, ni de ti, ni de nosotros, somos almas que un día se miraron y siguieron de largo, como cuando se agolpa la gente en los autobuses camino a sus trabajos, cada día, de cada semana, de cada mes, de cada año, de cada vida. Ya ni siquiera quedan palabras por decirte, y es que cuando miro tus ojos, veo el vacío que en ellos ha formado el tiempo, la distancia, y la desidia. Ya ni siquiera quedan miradas que quiera atesorar, si cuando te miro lo hago por primera vez como a un desconocido.   Ya ni siquiera hay perfume que haga que sueñe con volverte a ver, si cuando estas a mi lado siento la oquedad que perfora el aire y respiro profundo en busca de un último aroma que me recuerde a ti y no lo encuentro. No percibo más que aire de febrero, y el suave olor a tierra mojada por la lluvia que ha pasado cerca y ha borrado tus huellas. Ya ni siquiera late el corazón como cien caballos salvajes en med

Carta VI

Ha pasado tanto tiempo ya amigo, y te sigo necesitando y extrañando como el primer día.   Siempre quise haber dicho algo que te haya ofendido, y ese sea el motivo para tu ausencia. Siempre supe que ya no estabas en esta tierra pero ... no quería perder la esperanza... esa esperanza de la que tanto me enseñaste, esa que me diste al conocerte. Ante la muerte no hay oportunidades y me negaba a ello. Te escribí tantas cartas... contándote cosas como siempre, te llame una y mil veces marque tu número y nadie respondió… busque, tus llamadas, tus mails, tus lindas cartas …busque… espere y lloré. Tanto tiempo después las lagrimas siguen brotando … hasta el cielo llora hoy, releo tus cartas y te traigo conmigo, te siento conmigo, cuidándome como siempre. Y es porque te siento conmigo, aquí a mi lado, que te cuento las cosas que te cuento, que te pregunto como ayer las cosas que te pregunto. Que te confío mis secretos y daría cualquier cosa por escuchar los tuyos, una vez más. A