Carta II

En el exilio de mi alma, donde el día más brillante es otoñal. Y el viento arrastra las hojas como el tiempo arrastra los recuerdos. Es en este día donde resplandecen las hojas secas en los senderos, es que te escribo amigo mío, púes prefiero no hacerlo cuando llueve, pues, siempre te lo he dicho, esos días no soy yo. En esos días deambulo por el cosmos siguiendo las estrellas fugaces que de la vista de los hombres escapan para escapar con ellas… y perderme en el infinito.

Es en el exilio de esta alma es que te escribo, sabiendo que tus ojos se ensancharán perplejos ante cada palabra, cada frase que leas, que acaricies, y que te acaricie.

He comprendido mi querido amigo, que no hay distancias que olviden, ni mentes en blanco cuando se llora, que todo se vuelve oscuro con la tristeza, y que no hay recuerdos muertos tan solo apiñados haciéndose compañía.

Aquí, en el exilio doloroso de mi alma, en medio de los espasmos que causa la adrenalina por volver a los caminos y correr hacia mi destino, es que te escribo amigo mío. Es que esta quietud, tibia y acogedora, engañosa y arrulladora es la que me hace ceder a los impulsos … y aunque mi razón me pida exiliarme, mi corazón me pide no rendirme.

Es, desde este exilio silencioso que te escribo, desde el exilio de la vereda de enfrente, desde donde te miro y en la penumbra de un adiós jamás pronunciado es que te pregunto.

Donde esta cupido? Donde esta el amor? Donde está dios??!!! Se abra perdido en un sendero sin luna? Se ha quedado refrescándose en la laguna de mis lagrimas? Donde? !!!

Donde descansan las estrellas; a donde van las miradas disimuladas, donde mueren los deseos, donde el corazón se herrumbra. Allí estarán escondidos?

Por favor!!!, ayúdame a entender, pues es que desde éste, mi exilio voluntario, ya no puedo ver con claridad y se nubla mi mirada. Esa mirada transparente que decías hoy se encuentra borrosa trás la burma. 

En el exilio de mi alma, me pregunto vacilante, es la muerte mas prometedora que esta ausencia? Será aquella ese descanso eterno que pálida y sonriente, espera en lo alto de la escalera que conduce al cielo? Pues, emprenderé el ascenso, pues prefiero una muerte blanca, al el exilio de mi alma.


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